La abadía de San Martín del Canigó, enclavada a una altitud de casi 1.100 m, es un enclave imprescindible de los Pirineos Orientales. Justo encima del valle de Cady, descubre este monasterio, que cuenta con un rico patrimonio de más de diez siglos.
LA ABADÍA DE SAN MARTÍN COMO TESTIMONIO DEL PRIMER ARTE ROMÁNICO REGIONAL
La abadía de San Martín del Canigó, declarada monumento histórico en 1889, es un buen ejemplo de arquitectura románica.
No pierdas la oportunidad de observar todos los elementos que la componen: admira su magnífica cripta abovedada y su campanario lombardo. Un detalle sorprendente: la abadía tiene una basílica superior pero también una basílica inferior, medio enterrada.
No olvides subir al mirador que hay sobre la abadía para contemplar una vista impresionante del monasterio y sus alrededores.
DE CAMINO A LA ABADÍA
La bella abadía benedictina de San Martín del Canigó, en el corazón del macizo del Canigó, merece una visita.
Para acceder por la vía más rápida, elija la ruta de senderismo que sale del pueblo de Casteil y llegará a la abadía en unos cuarenta minutos.
Una oportunidad única para sumergirse en un entorno natural preservado y salvaje y descubrir una de las etapas del Camino de Santiago de Compostela.
UNA PARADA EN UNA ABADÍA HABITADA
Al llegar a la entrada de esta impresionante abadía, no te sorprendas si te reciben las religiosas: aquí vive la comunidad de las Bienaventuranzas. Estarán encantadas de recibirte y proponerte visitas guiadas. Aquí parece haberse detenido el tiempo.
Si tienes previsto hacer un picnic, descansa alrededor de la abadía y disfruta de un gran momento de serenidad. Para aquellos que quieren descansar de verdad de la vida cotidiana, la abadía ofrece también retiros espirituales para reponer fuerzas en un lugar de calma y paz, a miles de kilómetros de las preocupaciones de la vida moderna.